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DETRÁS DEL SALUDO

23 de abril de 2024

Detrás del saludo

El saludo nace con el principio racional del hombre que busca socializar, en tiempos remotos el acto de saludar radicó en levantar y mostrar las manos libres de armas y de intenciones hostiles, desde entonces el saludo podría definirse como la primera semilla de la fraternidad entre los hombres.

El acto del saludo acompaña a la humanidad desde el principio del lenguaje, significa un acercamiento y trae aparejado una gran carga histórica. En la antigüedad una buena costumbre era desearle salud y bienestar al prójimo. El saludo deriva de ello como una contracción de esos deseos. Existen numerosos gestos físicos que aluden al saludo, según el historiador Heródoto, los persas de alto status social se saludaban con un beso en los labios, en el antiguo Egipto solían inclinarse hasta tocarse las rodillas. En Roma, había saludos curiosos como el “lus osculi” que recibían las mujeres por parte de sus tutores masculinos, beso mediante el cuál podían constatar de que estás hubieran o no bebido vino, que en un tiempo, se le estaba prohibido. Quizá el saludo más sombrío que se oyera en el imperio romano haya sido aquel que ofrecían los soldados al emperador “Salve emperador, los que van a morir te saludan”.

Llegando a la edad media se estilaban saludos como el besar la mano de la dama, con rodilla en tierra por parte del caballero. Ante los Reyes se besaba el suelo con reverencia. Los caballeros, entre ellos, llevaban el puño derecho al corazón, a veces con la espada si eran hermanos de armas. En la época renacentista las formas cambian a sutiles reverencias y ademanes.

La costumbre de estrechar manos proviene de oriente, 5000 años atrás y está atestiguado por jeroglíficos egipcios que evidencian pactos con los dioses estrechando manos en señal de mutuo acuerdo. Sin embargo uno de los antecedentes históricos del orígen de esta forma de saludo, proviene de Babilonia, en el 1800 A.C. durante festividades importantes, el rey realizaba un solemne acto de sumisión ante su máxima deidad al estrechar la mano del dios, representado por una estatua, y era interpretado por el pueblo como un traspaso y reafirmación de su poder encarnado en el rey. Este saludo se difundido por el mundo, y también se asumió como un referente de respeto, y sello tras un acuerdo de honor al dar palabra, y perdura hasta nuestros días. En occidente, en la Grecia post homérica y Roma se estilaba estrechar manos pero tomándose cada quien por el antebrazo del otro, este gesto se usó en una moneda helénica, acuñada para conmemorar el pacto de Alejandría, que muestra 2 soldados estrechando brazos.

En lo natural, el hombre es un ser gregario, pero, es esto un hecho inherente a las personas, o es algo que surge en la convivencia? Quién es el sujeto original responsable de estipular lo que se hace en el conjunto social? Lo que se hace, lo que se puede hacer y lo que no, está determinado por entidades, compuestas por sujetos que acuerdan impartir una serie de usos y costumbres que la gente acepta asumir y emplea de manera automática.

He pensado esto antes, desde temprana edad, y encuentro hoy, muchos años después en mis lecturas, sorprendentes coincidencias con filósofos y sociólogos que intentaron definir el sentido de la relación entre individuo y sociedad, como antagónicos o relativamente opuestos. Si me refiero al saludo como acto cotidiano, pienso que su orígen es extra individual, todos lo hacen pero a nadie le pertenece, es algo que se aprende, se copia y se mecaniza. Cuando se estudia otro idioma lo primero que se aprende son los saludos. Saludar es un acto a veces solemne, a veces tedioso y otras veces innecesariamente forzado. No hacerlo podría denotar hostilidad, falta de educación o peor aún, podría ser un acto de racionalidad no mecanizada, apelando al sarcasmo, un acto de rebeldía social por individualismo, o un arrebato de autenticidad, al dejar claro que solo puedo sentirme condicionado a saludar a aquellos que me confieren su saludo, en retribución sincera al mío. Esa entidad condicional, la sociedad, determina que es más aceptable ser una persona hipócrita que ser descortés. El no expresarse también es una forma de expresión. El uso y la costumbre demandan el saludo y eso puede ser, en algún punto, el principio básico de la falta de libertad de expresión impuesta por un sistema. El saludo existe, por lo general, en un contexto de retro alimentación, espontánea. “ hola” “hola” “cómo estás” “bien” y nada más.

En las relaciones sociales el hombre como factor humano, se devela ante otro mediante la acción verbal y gesticular, deja entrever aspectos de sí mismos que serán inmediatamente juzgados e interpretados en su inter relación. Cada persona en su accionar con otro, mediante el saludo, emerge como si mismo, desde su propia soledad, y desde ella intenta llegar a la soledad del otro, el hombre es individualista, y sus acciones son inicialmente personales, es decir, ante todo alguien se dirige al otro desde su postura y pensamiento, desde su propia esencia y naturaleza. Las personas se relacionan desde el yo primigenio y no en pos del otro. Por eso es posible que el Saludo jamás sea auténtico en la mayoría de los casos, porque se actúa inter individualmente, es decir, se interactúa sin buscar relacionarse realmente. Uno se ofrece de forma cerrada, dejando en segundo plano los sentires del otro a través de un saludo que no permite profundizar. Al saludar solo se piensa en como se afecta a uno mismo con lo que le pasa al otro, y no en como le afecta a esa persona lo que le pueda estar pasando. Se otorga un “Hola, cómo estás” dicho desde lo obligado de la cortesía y no desde el genuino deseo del entendimiento mutuo. Las personas se relacionan desde lo individual, cómodo y conveniente.

Hay un Punto alterno, donde convergen las verdades de lo que se define como sociedad, que es lo gnoseológico, entender los principios, fundamentos y métodos del conocimiento humano. Por más que comprendemos que una sociedad está conformada por conjuntos de individuos en libertad, en realidad no es más que una ilusión de ella. Al estar regida por entidades que dispensan normas que condicionan los comportamientos, pasa a ser más bien un sistema individualista y mecánico en función del orden, que nos hace creer que poseemos en ella el privilegio del libre albedrío.

Es el saludo la antesala de la interacción humana? Sea este acto de nuestro agrado o no, sea formal o informal, solemne o no, irá Siempre acompañado de algún gesto individualmente propio, como una impronta personal.

La masonería ha contribuido a afianzar la estabilidad de las naciones propagando sus valores en la sociedad, a través de sus hombres como agentes de mejoramiento, y en su afán de alcanzar el más alto nivel de moralidad en sus relaciones de amistad, armonía y estrecha unión, ha reinventado de algún modo el saludo, mediante signos y ademanes con significados variados.

La masonería ha adaptado dentro de sus prácticas rituales, los significados de la emoción y respeto, llevado al punto más solemne el reconocimiento entre hermanos, todos estos saludos con las respectivas variaciones que diferencian a los grados simbólicos. A diferencia de las salutaciones profanas, los masones usan un sistema de lenguaje figurado que pueden manifestarse en forma de palabras, signos, toques y baterías. Todos ellos son acompañados de un lenguaje corporal y realizados con nuestro brazo derecho, por ser ésta la extremidad que se considera como la más fiel interprete de la voluntad humana, a la vez que es el conducto mediante el cuál opera el criterio y la inteligencia. El la masonería simbólica existen siete interpretaciones principales, y cuarenta y nueve formas secundarias, dentro de los 3 grados que la conforman.

El saludo masónico está considerado como un signo o ademán de reconocimiento del honor, respeto y júbilo, por lo cual cada cámara tiene el suyo. El saludo masónico se hace visible también al comienzo y final de los burilados, o planchas, y esto empezó a verse pocos años después de instalada la gran logia de estado en Inglaterra en 1717. Existen documentos que avalan el comienzo de la utilización de las siglas que acompañan el comienzo y final de los escritos, que tras haber sufrido las transformaciones seculares, hoy conocemos algunas como: (S.F.U.) SALUD, FUERZA, UNION, A.L.G.D.G.A.D.U., T.A.F. etc… Quizá la más grande diferencia entre un saludo masónico y uno profano, sea que los masones, cuando saludan lo hacen con un sentido fraterno literal, saludan de una manera humana, donde realmente se interesan en indagar y conocer cómo se siente el otro. Al margen de lo ritualista y solemne, se entiende que esa cadena que une a los masones va más allá de los sistemas establecidos. Un masón se brinda al otro desde el saludo, y eso nos distingue del resto de las personas, que quizá no reparan en él cómo una manera de aproximación al prójimo, sino más bien una formalidad que puede ser inherente o no, a su grado de educación.

Los masones se reconocen entre ellos con saludos, toques y palabras, pero también por su desenvolvimiento ético y moral en la sociedad, y mediante la rectitud de sus actos y sus discursos, distinguiéndose por ello de los profanos. El saludo de un masón es una apertura simbólica al entendimiento de la naturaleza y complejidad del otro, como así también una invitación al afecto y fraternidad que profesan.

                                      Natalia (Graff) Coutazz

Bibliografía consultada

Ortega y Gasset «el hombre y la gente»

 Max Weber. (La convención social)

Heródoto

Historia y evolución de las costumbres

Durkheim (La idea de educación)

33 temas del aprendiz masón

Manual del aprendiz masón

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