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LA CARIDAD POR DOMINGO F. SARMIENTO

3 de mayo de 2024

Reproducimos esta histórica Plancha de Sarmiento que data de 1859, cuando revestía el grado 18 del REAyA.

LA CARIDAD MASÓNICA Domingo Faustino Sarmiento A.´.L.´.G.´.D.´.G.´.A.´.D.´.U.´. 

  Al M.´. Il.´. y Pod.´. H.´. Dr. José Roque Pérez, Sob.´. Gr.´. Comend.´. del Or.´. de la República Argentina en el Valle de Buenos Aires. S.´.S.´.S.´., Sup.´. Cons.´. y Gr.´. Or.´.. 

 D. F. Sarmiento, Sob.´. Princ..´. R.´. C.´., Grado 18.´. pone en vuestro conocimiento que ha recibido de la Resp.´. Log.´. Confraternidad Argentina la promesa de cinco mil medallas destinadas a la adquisición de libros de enseñanza y buena doctrina, los cuales pedidas por el infrascripto a los libreros de EE.UU. serán puestos a disposición de dicha Resp.´. Log.´. para como mejor conviniera distribuirlos en las escuelas de campaña a los niños pobres, para su mejora moral e intelectual. 

 El infrascripto, Resp.´. Her.´., iluminado por este buen pensamiento de los HH.´. que componen la Resp.´. Log.´. Copfrater.´. Argent.´. ha creído que debía ponerlo en vuestro conocimiento para honra de sus autores, mayor gloria de nuestro instituto y edificación de todas las Llog.´. que por su influjo benéfico están llamadas a ilustrar al mundo, extirpar el vicio y dar impulso a la mejora moral de los hombres y en particular de este Valle de Buenos Aires. 

 La Caridad que es la virtud que distingue al Mas.´. y con cuyas prácticas llega a la perfección Mas.´., ha revestido en las diversas épocas de las historias de las Llog.´. Mas.´. formas diversas según las necesidades de los pueblos, y las conquistas que hacían en su larga lucha con la barbarie, la intolerancia y el despotismo. 

 Cuando el mundo cristiano creyó indispensable a la gloria de Dios rescatar de manos de los infieles el Templo de Jerusalén que guardado el Santo Sepulcro, los HH.´. Templarios y Hospitalarios ejercieron la caridad mas.´., amparando a los peregrinos en medio de los desiertos y cuidando enfermos que hacía la peste de Levante. 

 En la Edad Media, en sociedades despedazadas por las guerras y violencias de reyes, nobles y abades, la caridad mas.´. empuñó el lanzón del Caballero para amparar a la viuda y al huérfano, y salir en defensa del desvalido contra el fuerte. 

 En la resurrección de la municipalidad por la emancipación de los siervos y la creación de la industria libre, la caridad mas.´. se ejerció en las Cofradías y Hermandades para prestarse mutuo auxilio los vecinos contra los nobles, los artesanos contra las guerras. 

 Cuando los pueblos han luchado en nuestros tiempos contra sus tiranos, la caridad mas.´. 

se ha ejercitado dando hospitalidad y auxilio al emigrado en cualquier playa en que la tormenta política lo haya arrojado.

Últimamente, cuando el sentimiento democrático ha desenvuelto en el hombre el respeto al hombre y la compasión por la desgracia, esa caridad se ha ejercitado fundando hospicios para la vejez y asilos para la mendicidad. 

 Todos estos objetos han sido alcanzados por nuestra Institución en este Valle de Buenos Aires; pero aún no hemos entrado en el noble y grande sendero que el siglo de las luces traza hoy a la caridad mas.´.. 

 No sólo de pan vive el hombre, no sólo el cuerpo material pide auxilio, sino que el alma inmaterial lo pide con doble título. 

 La elevación moral e intelectual del hombre, es el blanco de la caridad mas.´., y este blanco lo ha señalado felizmente la Resp.´. Log.´. Confrat.´. Arg.´. en nobles y sentidos conceptos, según lo veréis en la pl.´. que os acompaño; dar alimento al alma del niño, que pide instrucción moral para su espíritu, como el vestido para su cuerpo. 

  A la caridad mas.´. toca derramar la ciencia, la verdad y la doctrina moral, a fin de marchar en armonía con los principios de la economía política que desaprueba la caridad que premia el ocio y la degradación moral, librando a sus víctimas del castigo que el G.´.A.´.D.´.U.´. ha puesto en la falta misma: la enfermedad al desorden; la destitución y la miseria a la imprevisión y al vicio. 

 La caridad que se limita a reparaciones, siembra en campo estéril. Bueno es que el niño expósito halle una cuna que le salve la vida; pero guardaos de dar un premio a la madre desnaturalizada y tratarle mejor el fruto de la unión ilícita que lo que puede hacerlo la madre honrada pero pobre, porque entonces la mitad de las madres abandonarán a sus hijos a vuestra indiscreta caridad. 

Bueno es que el enfermo encuentre asistencia y remedios en el hospital; pero precaveos contra la exageración del beneficio porque fomentaréis la imprevisión del jornalero, que disipará en orgías su salario, sabiendo que, si la enfermedad lo comete, otros trabajarán e invertirán en limosnas su dinero para volverle la salud. 

 Socorred, en buena hora, al necesitado; pero no vayáis a crear una industria a la degradación, ni levantar monumentos a la ociosidad, ni hacer envidiable la suerte del menesteroso que paga casi siempre su propio pecado. 

 No edifiquéis HH.´. sobre arena. No queráis llenar con vuestras larguezas una cántara sin fondo, la mendicidad que es insaciable. Ya habéis cumplido con la vieja caridad estéril en el Asilo de Mendigos. Volved ahora vuestras miradas y consagrad de hoy más vuestros conatos a la “Moderna Caridad”, fecunda caridad, caridad viva que cual semilla arrojada en tierra fértil da ciento por uno. 

 ¡Educación, Educación, Educación! En lugar de querer enderezar el árbol podrido y endurecido, tomemos la planta tierna y encaminémosla al bien. Eduquemos al niño del pobre, del campesino ignorante y habremos –inculcándole buenos principios- sanado millares de enfermos antes de que la enfermedad se pronuncie; demos al niño la conciencia de sus deberes en la vida y habremos socorrido millares de pobres, que no lo serán desde que tengan la previsión del porvenir que da un espíritu cultivado.

Elevemos por la educación los sentimientos morales deprimidos por la ignorancia y los ímpetus de la carne; y habremos salvado de la prisión millares de reos y a más economizado las víctimas que sus desórdenes habrían hecho estos predestinados al crimen y al suplicio. 

 Con estas consideraciones y otras muchas que la sabiduría de nuestros HH.´. sabrán agregar, os propongo, tributando el debido homenaje a nuestros HH.´. de la Resp.´. Log.´. Confraternidad Argentina, que hagáis valer vuestro poderoso influjo sobre todas las Resp.´. Llog.´. de este Valle de Buenos Aires, a fin de que os acompañen en el aplauso, e imitando su ejemplo, doblen la suma que está a su alcance para hacer una valiosa introducción de libros morales y útiles, de manera que las campañas se sientan súbitamente iluminadas, y se haga a todos sensibles, para sus beneficios, la presencia de las Resp.´. Llog.´. de este Valle para mayor gloria de nuestra institución. 

 Asimismo os propongo que aconsejéis a las Resp.´. Llog.´. de este Valle que, para que su caridad mas.´. sea una fuente perenne de bienes morales consagren por instituto, una parte de su tesoro, sea la cuarta, la mitad o menos; pero siempre una cosa fija, a la provisión de libros, u otros auxilios a las escuelas, pues hoy mismo hay lugares donde la población pobre está hacinada en ranchos y sus hijos crecen en la ignorancia más deplorable. 

 Esperando que os hagáis un deber de presentar estas ideas, que lo son vuestras, según lo habéis acreditado, al Sup.´. Cons.´. y Gr.´. Or.´., para que las haga conocer a las Llog.´. del Círculo con la conveniente recomendación, me es grato saludaros fraternalmente. 

P.´. I.´. S.´. O.´. O.´. S.´. M.´. Q.´. S.´. C.´. Grav.´. del Or.´. de Buenos Aires, en el 23 de marzo de 1859. 

Domingo Faustino Sarmiento. 

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